¿Cómo se contagia el pie de atleta?
El pie de atleta es la infección de piel por hongos más habitual entre la población. Este sarpullido en la piel se puede contagiar muy fácilmente y su tratamiento puede durar varias semanas.
El pie de atleta es una infección de piel causada por un hongo que crece sobre la capa superior de la piel o dentro de la misma. Se trata del hongo (dermatofitos) que también causa la tiña y la tiña inguinal. Actualmente, es la infección de piel por hongos más común y, según la parte del pie que afecte y su aspecto, se puede dividir en tres tipos.
Algunas personas muestran mayor predisposición a la hora de sufrir esta infección, que, además, una vez se ha tenido es más normal que vuelva a aparecer en el futuro. Los casos leves de pie de atleta, y los más comunes, desaparecen aproximadamente a las dos semanas. Si la infección es más grave o afecta a las uñas, el tratamiento puede alargarse unas semanas más.
Generalmente, para diagnosticar esta infección fúngica bastará con que el médico observe el pie del paciente y pregunte por sus síntomas. En algunas ocasiones, este examen se complementa con el análisis con microscopio o en laboratorio de una muestra de la piel infectada.
Los síntomas principales del pie de atleta
Según el tipo de pie de atleta que se tenga, la sintomatología puede variar. Entre los signos más comunes que alertan de esta infección por hongos destacan:
- Los pies y la piel entre los dedos pueden picar o arder, sobre todo después de quitarse los zapatos y los calcetines
- La piel se escama y se agrieta entre los dedos de los pies
- La piel de la planta del pie y el talón se vuelve más dura
- Piel inflamada, que puede parecer rojiza o violácea
- Las uñas también pueden infectarse y volverse más gruesas, incluso caerse
- Ampollas en la parte de abajo del pie
¿Cuáles son los principales factores de riesgo?
A la hora de padecer esta infección de la piel por hongos, existen algunos hábitos que incrementan la probabilidad de sufrirla. Entre los principales factores de riesgo están:
- Usar calzado cerrado con frecuencia
- Sudar intensamente
- Compartir alfombras, ropa de cama, ropa o zapatos con alguien que tiene una infección fúngica
- Caminar descalzo en áreas públicas donde la infección puede propagarse, como vestidores, saunas, piscinas, baños y duchas comunes
¿El pie de atleta es contagioso?
Sí, mucho. Los hongos, como el que provoca esta infección, crecen mejor en lugares húmedos y cálidos como la zona entre los dedos de los pies. También es una enfermedad que fácilmente puede propagarse en ambientes húmedos como las duchas públicas o las piscinas y vestuarios. Por eso, es importante no caminar descalzo en esos lugares.
También se aconseja usar un buen calzado que ayude al pie a traspirar. Cuando los zapatos y/o calcetines están sudados se empeora la infección. El pie de atleta, a veces, puede acabar causando, además, infecciones bacterianas.
Además, la persona con pie de atleta puede propagarse la infección a otras partes del cuerpo, como las manos, cuando se toca el pie afectado. Y, también, a otras personas que usen la misma toalla o sábana después de estar en contacto con el hongo.
Cómo tratar esta infección
En la mayoría de casos leves, el médico prescribirá una loción o cremas tópicas antifúngicas para aliviar los síntomas y eliminar la infección. En los pacientes con pie de atleta más complejo, puede recetar también pastillas.
Además de estos medicamentos, para eliminar completamente la infección también se debe garantizar que los pies estén siempre limpios y secos. Y se aconseja usar siempre chanclas para las duchas compartidas, por ejemplo, en los gimnasios o piscinas públicas, y que el material de esas sandalias permita eliminar la humedad.
Prevenir el pie de atleta
- Mantener los pies limpios y secos
- Lavar los pies a diario y secarlos por completo
- Secar completamente entre los dedos de los pies
- No compartir la toalla con otras personas
- Usar chanclas en vestuarios, duchas comunes, zonas de piscinas públicas…
- Usar un calzado bien ventilado
- Evitar calcetines que hagan que los pies suden
- Usar calcetines de algodón y cambiarlos a menudo
- Utilizar polvos que ayuden a reducir la sudoración entre los pies