Estoy embarazada: ¿qué pruebas médicas me haré en estos nueve meses?
Durante el embarazo, que dura aproximadamente 40 semanas, la mujer debe adaptarse a una serie de cambios físicos y emocionales, pero también debe prestar mucha atención a su salud. Para ello, a lo largo de los tres trimestres de gestación, se controla su estado y el del bebé mediante diferentes pruebas y exámenes médicos.
Desde el momento en el que el test de embarazo da positivo, la mujer debe empezar a cuidarse especialmente y a realizarse una serie de pruebas médicas para comprobar que tanto ella como el feto se encuentran en perfecto estado. Además, estas pruebas rutinarias ayudan a prevenir o solventar a tiempo algunos contratiempos y permiten garantizar un embarazo sano.
Lo más recomendable es planificar el embarazo y consultar con el ginecólogo, para que el cuerpo esté bien preparado desde el inicio.
Estos son los controles más habituales, aunque pueden variar en función de la mujer y del desarrollo del embarazo.
Pruebas en el primer trimestre
Antes de las 10 semanas de gestación se tiene que hacer la primera visita de control. El especialista realiza una historia clínica completa de la gestante para saber detalles sobre su salud, si ha tenido embarazos anteriores, conocer sus hábitos medicamentosos, tóxicos, alimentarios etc.
En esta primera visita se entrega el “carnet de la embarazada”, que se va rellenando en cada visita con los datos relevantes
Además, se solicita la primera analítica de sangre y orina, para ver, entre otros, la función tiroidea y detectar posibles enfermedades infecciosas, como la hepatitis B, la sífilis, la toxoplasmosis, la rubéola o el VIH.
También se realiza la primera ecografía, para determinar el tamaño del feto y su situación, confirmar la edad gestacional, conocer si el embarazo es único o múltiple, y también diagnosticar complicaciones prematuras como el aborto espontáneo. Además, utilizando las medidas del embrión, se concreta la fecha probable del parto.
Finalmente, hacia final del primer trimestre, se realiza una ecografía del pliegue nucal. Se trata de una prueba de detección, entre otros, del síndrome de Down, que mide el espesor de la capa de líquido en la nuca del bebé. Su resultado se combina con otra prueba, el triple screening, para detectar posibles anomalías cromosómicas. Si el resultado es de alto riesgo, se ofrecen las pruebas diagnósticas: amniocentesis o biopsia corial.
Pruebas del segundo trimestre
El segundo trimestre se suele considerar el más dulce de la espera. Los mareos y náuseas iniciales van disminuyendo y la mujer se encuentra mejor.
Sobre la semana 20 de embarazo, se lleva a cabo una ecografía morfológica, donde se pueden observar y valorar el estado de los órganos del feto y detectar posibles malformaciones, y se mide la cantidad de líquido amniótico. Es una prueba muy importante, porque la mayoría de los órganos ya están formados y si se observa alguna anomalía se piden ecografías más específicas.
A esta se suma el test de O’Sullivan. La prueba de tolerancia a la glucosa, en la que la embarazada bebe 50 gramos de glucosa. Tras esperar una hora, se le extrae sangre para observar cómo su organismo la absorbe. Si la prueba sale alterada, hay que realizar otra más completa, la curva de tolerancia oral a la glucosa, que se realiza otro día y necesita una preparación especial.
También se realiza una nueva analítica sanguínea, como en cada trimestre.
Pruebas del tercer trimestre
Sobre la semana 32, se realiza la analítica de sangre de este trimestre, que sirve, entre otras cosas, para conocer el estado de coagulación, algo muy importante para el parto.
Además, en torno a la semana 34, se lleva a cabo una ecografía de nacimiento para valorar el crecimiento del feto, la posición del bebé y la cantidad de líquido amniótico y el estado de la placenta.
Una o dos semanas después se programa un cultivo vaginal, que sirve para detectar el estreptococo agalactia, un microorganismo que puede afectar a la salud del bebé y que se puede contagiar durante el parto. Si el análisis diera positivo, se administra a la madre medicación durante el parto.
En la fase final del embarazo, se realizan los monitores, o el registro cardiotocográfico para controlar la frecuencia cardíaca fetal y las contracciones uterinas. Se coloca un cinturón alrededor del abdomen de la mujer durante unos 20 minutos, con unos sensores conectados a un monitor o pantalla. El aparato registra los latidos del corazón fetal y contracciones, si las hubiera. Esta prueba se va repitiendo los días previos al parto.
El registro permite valorar el bienestar del feto durante la última etapa de gestación y la respuesta del bebé a las contracciones durante el trabajo del parto hasta el nacimiento.
Dra. Claudia Pueyo
Centre Mèdic Atlàntida