Las fobias son trastornos de ansiedad que ocasionan un miedo extremo a una situación concreta, un animal, un sentimiento o, incluso, un lugar. Suelen ser temores irracionales y cada caso es único, por lo que saber la causa o el origen suele ser complicado.

Una fobia es un miedo a situaciones u objetos que, en principio, no son peligrosos. Por ejemplo, hay quien experimenta un temor irracional a viajar en avión, a las arañas, a las alturas o a la sangre. A veces las fobias se remontan a un trauma particular; en otros, se cree que la genética desempeña una función importante.

El miedo, generalmente, bloquea y se desboca. En el caso de las fobias, el gran problema es cómo se gestiona esa sensación. Normalmente, las fobias –aunque cada persona las vive de una manera única– se describen como un miedo disfuncional y tienen ciertos síntomas comunes:

  • Miedo
  • Terror
  • Sensación de ahogo
  • Sudoración excesiva
  • Mareos
  • Tensión muscular
  • Palpitaciones
  • Taquicardias
  • Aumento de la presión arterial

A diferencia de un momento estresante o ansioso puntual, las fobias duran en el tiempo y pueden provocar reacciones, tanto físicas como mentales, intensas. Pese a que la persona suele ser consciente de que su reacción es inexplicable y exagerada, pocas veces se quiere enfrentar a ella. Lo habitual es evitar la causa del temor. Por lo tanto, este miedo continuará de forma permanente. En muchas ocasiones, una fobia puede interferir en la vida cotidiana de quien la padece. Pese a ello, es posible superar esta clase de problemas.

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Minimizar esos miedos con tratamientos

El primer paso que debe seguir una persona que se ve paralizada delante de ciertas situaciones, lugares u objetos es acudir al médico o al profesional de la salud mental. Esto es importante, sobre todo, cuando los temores afectan al desempeño diario en el trabajo, en casa y en los colegios, en el caso de los niños.

Antes de entrar en la consulta, el paciente debe reflexionar sobre los síntomas que tiene, cuáles son los factores desencadenantes y su situación personal actual. A veces, cambios recientes en el día a día afectan más de lo que una persona puede considerar. Será el momento de elaborar una lista con las preguntas que el médico podrá solucionar.

Seguir el tratamiento adecuado ayuda a la mayoría de personas que sufre una fobia. Entre las opciones se encuentran medicamentos y/o terapia. Se aconseja, además, abordar el problema de inmediato y no intentar evitarlo. Así la terapia y el tratamiento serán más eficaces y se conseguirán buenos resultados antes. Hay que hacer frente a las actitudes hablando mucho de los miedos que sufre cada uno.

  • Existen terapias de exposición que ponen el foco en gestionar de manera diferente la reacción de cada persona. La exposición al estímulo temido puede ser real o imaginaria y ayuda a aprender a ser más flexibles. Esta terapia suele conseguir un efecto duradero.
  • Las nuevas tecnologías, como la realidad virtual, se están posicionando como una gran herramienta para tratar las fobias. Garantizan una mayor privacidad y seguridad para el paciente y consiguen recrear situaciones más allá de lo que una persona se puede encontrar en la realidad.
  • También la terapia cognitiva resulta muy eficaz para desarrollar la confianza en uno mismo. El paciente aprende a ver desde otra perspectiva sus miedos y el impacto que tienen en su vida. Se trata de controlar los pensamientos y dominar los sentimientos.
  • Las terapias informativas o la psicoeducación tratan de presentar el máximo de información posible sobre el miedo o la fobia a la persona. Por ejemplo, en la fobia de viajar en avión se informa sobre aspectos aeronáuticos, como por qué vuela un avión o qué factores pueden afectar un vuelo.
  • Los medicamentos se suelen usar para reducir la ansiedad y otros síntomas. En función de cada persona y cada fobia, el médico prescribirá medicación al inicio del tratamiento o, incluso, en momentos puntuales; por ejemplo, al subir a un avión. Estos medicamentos ayudan a la persona a relajarse y a controlar la presión arterial o las taquicardias.

 

Nuevos estilos de vida

Por otro lado, una persona con fobia puede decidir cambiar su estilo de vida y aprender nuevas estrategias y rutinas que le ayuden a controlar sus miedos. Puede decantarse por técnicas de relajación, como el yoga o la respiración profunda, que son buenas herramientas para afrontar y gestionar el estrés.

También es altamente recomendable practicar actividad física y ejercicio de forma regular, porque ayuda a controlar la ansiedad. Y, de la misma manera, es importante dormir y descasar correctamente, comer de manera saludable y evitar sustancias como la cafeína, que pueden empeorar los episodios de ansiedad. Por otro lado, existen grupos de apoyo y ayuda formados por personas con las que compartir esas sensaciones y emociones.

 

Dr. Carles Rabassa
Centro Médico Atlàntida